miércoles, 15 de mayo de 2013

Gracias a mis maestros (excepto Elizabeth, quien espero que muera lenta y dolorosamente)

Ahora sé que de niño, mis padres hicieron grandes esfuerzos por mi educación, trabajaban mucho, para meternos en escuelas que estaban por encima de nuestro nivel socio-económico-cultural, y ahora que soy padre sé que sufrían por ello, aunque lo hicieron con todo el amor.
Mi papá veía cómo hacer para que no nos sintiéramos menos por no poder pasar nuestras vacaciones en el extranjero como muchos de nuestros amigos, buscaba como conseguirnos los mejores juguetes, al mismo nivel de los demás, así tuviera que conseguir quién se los trajera de EU.
Mi mamá trabajaba muchísimo, de secretaria de la escuela, de transporte de niños, y de cuidadora de los niños de los papás que trabajaban tiempo completo. Conseguía dinero debajo de las piedras cuando no alcanzaba para las colegiaturas…
Así que en este día de los maestros, mi primer agradecimiento es para ellos, que me hicieron quien soy.
El segundo es para mi abuelita Linda, quien por cierto no se llamaba Linda, se llamaba Carmen, pero como mi papá nos molestaba diciendo que era fea, nosotros refutábamos diciendo que era nuestra Abuelita Linda, y así se le quedó, tanto que cuando mis otros primos hablaban de abuelita Carmen, no sabíamos que hablaban de ella… es la persona más buena que he conocido en el mundo, y la extraño mucho, quisiera que siguiera con nosotros y no puedo evitar llorar cuando pienso que no está y que no sabe que hice mi empresa, que tengo una familia y que defiendo a los animales. Ella era mi fan número uno, creo que estaría feliz, no lo está… Ella me enseñó sobre la bondad, el perdón y la humildad.
Mis hermanos me han enseñado grandes cosas, a compartir, a perdonar, a pedir perdón, a aceptar las diferencias, a ser humilde y sé que pase los que pase y haga lo que haga, siempre cuento con ellos.
 
En cuanto a la escuela, tuve grandes maestros, como miss Beverley, a quien debo mi inglés y mi actitud Montessori (que me encanta). En su escuela encontré a mi primer amor, Miss Judy... Ahora mi hijo asistirá a la misma escuela y tendré el doble de agradecimientos para Beverley (aunque Judy ya no esté).
La cosa pierde el tono rosáceo al entrar a la primaria, porque Elizabeth, la miss de inglés, me odiaba por algún enfermo motivo, porque ¿quién puede odiar a un niño de 6 años?, quizá no te caiga bien, pero ¿odiar? Recuerdo que me pisaba con sus tacones, me jalaba el pelo y me daba coscorrones sin razón, no me dejaba salir al baño y hacía que me hiciera en los pantalones, para después decirme cochino y burlarse de mí frente a todos. Aún la odio, porque un maestro tiene el poder de cambiar la vida de los niños, y ella me la cambió, pasaron años para superar eso y aún me duele, porque puedo imaginar a un niño de esa edad abusado por un adulto y no puedo dejar de odiarla, no era una buena persona. Quizá con ello yo aprendí (cuando alcancé la seguridad necesaria) a defender a quienes no pueden hacerlo, y todos los que lastiman indefensos son Miss Elizabeth para mí, quizá a ella le debo parte de lo que soy, así que no le deseo el mal, solo espero que tenga cáncer y muera con mucho dolor :P
Tuve muchos maestros, recuerdo pocos, entre ellos a Hipólito, de 6° de primaria, quien levantó mi autoestima y me hizo quererme de nuevo y confiar en mí, y a algunos de la Universidad, especialmente a Octavio y Javier, quienes una vez me pasaron con un 6, pero hubiera preferido que me hubieran reprobado, porque me dijeron que estaban decepcionados de mi desempeño, que esperaban mucho de mí… que en el mundo había “maderas que no agarraban el barniz” y que decidiera que tipo de madera sería yo…
Y sigo teniendo maestros, mis amigos, mis clientes y proveedores del trabajo, mis trabajadores, mis colaboradores y jefes en la organización, y tanta gente que tengo la fortuna de conocer.
Creo que los profesores son la pieza más importante de la sociedad, deberían ser el foco de atención, nuestros mejores elementos deberían estar enseñando en las escuelas y deberían ser retribuidos como se lo merecen quienes forjan el futuro. Este está en sus manos, habría que escogerlos bien y recompensarlos de igual modo.
Mi deseo para los malos maestros, es que desaparezcan del planeta, gracias a ustedes, el mundo está en crisis.
En cuanto a los buenos, gracias por sus enseñanzas y les deseo felicidades en su día y en toda su vida, ustedes hacen el mundo diferente, gracias a ustedes el mundo no se ha acabado.
 
Pero de todos los maestros, a quien más le deseo suerte es al único maestro que siempre ha estado y estará conmigo, a mi juez más duro y al que haga bien o mal, siempre tiene puesto el ojo en mí:
Yo.
Te pido que me enseñes a aplicar todas las cosas que los demás me enseñan, que seas duro, pero que también comprendas (¡a veces te manchas!). Te ruego que me ayudes a ser el mejor yo que pueda ser, prometo ser un buen alumno y hacer mi mejor esfuerzo.

viernes, 10 de mayo de 2013

¡Felicitaciones a las madres naturales!

Hoy quiero felicitar a las madres, a todas ellas, pero especialmente a aquellas que decidieron hacer lo que una madre debe hacer.

¿Y quién dice que es lo que “debe” hacer una madre?

La naturaleza supongo…

Felicidades a todas las madres que decidieron tener un parto natural, que lograron superar el miedo infundido por la ignorancia colectiva, que dejaron a un lado su comodidad momentánea y soportaron los dolores, para traer a sus hijos conscientes y tomarlos en brazos para no separarse de ellos cuando todo lo que los bebés necesitan es estar pegados a mamá.

Felicidades también a todas las que querían un parto respetado, pero su médico (ese semi-dios del mundo moderno) les dijo que su hijo tenía circular de cordón o que estaban estrechas (WTF?) o cualquier otro pretexto y las obligó a tener una cesárea innecesaria por su comodidad. Y al 10% que en realidad requería una cesárea por emergencia, también muchas felicidades, que bueno que existe la cesárea necesaria, ¡salva vidas!

Felicidades a todas las madres que decidieron amamantar, cosa que a pesar de ser gratuita y natural, parece la contraindicación en nuestra sociedad moderna. Felicidades porque eligieron el sacrificio por el bienestar de sus hijos (que de eso se trata ser madre ¿no?), soportaron dolor, cansancio, desesperación y demás cosas que no puedo imaginar, para que sus bebés tuvieran salud, comida calientita, protección contra enfermedades, consuelo, apego y tantas cosas que no vienen en etiquetas. Felicidades por no sucumbir ante la aparente comodidad de la fórmula láctea (que es carísima e hija de un laboratorio), y no es otra cosa que comodidad (y tranquilidad de conciencia) para la madre (no tiene que lactar, el bebé no morirá de hambre, tiene vitaminas de la A a la Z [jamás comparadas con todo lo que tiene la lecha materna], lo hace dormir la noche entera [¿confiar en un alimento que modifica la naturaleza de tal modo?], etc.). Al 5% de las madres que por causas fisiológicamente verdaderas tampoco pudo dar leche, también felicidades, sé que hubieran querido hacerlo.

Felicidades extra a todas aquellas madres que extendieron su lactancia más allá de los 6 meses “regulares”, que soportaron la presión social de la gente que dice que esa leche ya no sirve (aunque la OMS diga lo contrario), que el bebé tendrá problemas para socializar o dormir, que los senos se les colgarán, que qué asco, etc. Porque buscaron lo mejor para su hijos, no para ustedes.

Felicidades a todas las madres que se dedican o dedicaron a cuidar a sus hijos, porque para eso decidieron tenerlos, no para meterlos en una guardería de 7 a 7 y luego recogerlos para darles “tiempo de calidad”. Quizá dejaron a un lado lo que la sociedad nos enseña como “realización personal” para dedicarse a sus hijos, como si ello no significar realizarse.

También felicidades a todas aquellas madres que debieron salir a ganar el pan para que sus hijos comieran, porque no tenían un padre que lo hiciera, y tuvieron que partirse en 2 para estar con sus hijos y trabajar. (No por comodidad o egoísmo, por necesidad). O a las que estando en casa, emprendieron negocios para ayudar a la economía familiar y seguir realizándose sin abandonar a sus hijos.

Felicidades a todas las madres que se informan, que se preguntan e investigan conceptos, de alimentación, de crianza, de educación, etc.

Felicidades a todas las madres que superaron sus miedos y traumas de infancia, que se liberaron de esposos posesivos, maltratadores, y demás defectos que podemos tener los hombres, para mostrar a sus hijos el valor de la persona, del respeto a uno mismo, porque cuando crezcan tratarán de hacer lo que aprendieron de sus padres.

Felicidades a todas las madres que en ignorancia o no (todos somos ignorantes, es solo que ignoramos diferentes cosas) dan todo lo que pueden para darnos a sus hijos mejores vidas que las que ellas tuvieron, se sacrifican, dan su tiempo, sus noches, su trabajo y todo su cuerpo, mente y corazón por el bienestar y buen desarrollo de sus hijos.

El amor es de quien lo siente, no de quien lo recibe, así que felicidades y gracias a ustedes por tanto amor, son ricas en ello.

Felicidades a mi madre y a la madre de mi hijo, por sacrificarse por sus hijos, porque eso significa ser madre, y no el mal sentido del sacrificio, es una elección no dolorosa, que se hace con todo el amor, y servir es la cosa más satisfactoria y reconfortante del mundo.

Y a todas aquellas mujeres que quieren ser madres y no pueden. Un abrazo con todo mi amor, y espero que lo logren pronto, por parto natural o por parto destinado (adopción). Ustedes ya son madres, es solo que aún no tienen hijos.

Si olvidé incluir a alguna madre en mis felicitaciones, lo siento, pero también felicidades, ojalá que su festival haya estado muy bonito y que les den muchos regalos.