viernes, 18 de junio de 2010

:: Susi :: por José Saramago

Si yo pudiera, cerraría todos los zoológicos del mundo. Si yo pudiera, prohibiría la utilización de animales en los espectáculos de circo. No debo ser el único que piensa así, pero me arriesgo a recibir la protesta, la indignación, la ira de la mayoría a los que les encanta ver animales detrás de verjas o en espacios donde apenas pueden moverse como les pide su naturaleza. Esto en lo que tiene que ver con los zoológicos. Más deprimentes que esos parques, son los espectáculos de circo que consiguen la proeza de hacer ridículos los patéticos perros vestidos con faldas, las focas aplaudiendo con las aletas, los caballos empenachados, los macacos en bicicleta, los leones saltando arcos, las mulas entrenadas para perseguir figurantes vestidos de negro, los elefantes haciendo equilibrio sobre esferas de metal móviles. Que es divertido, a los niños les encanta, dicen los padres, quienes, para completa educación de sus vástagos, deberían llevarlos también a las sesiones de entrenamiento (¿o de tortura?) suportadas hasta la agonía por los pobres animales, víctimas inermes de la crueldad humana. Los padres también dicen que las visitas al zoológico son altamente instructivas. Tal vez lo hayan sido en el pasado, e incluso así lo dudo, pero hoy, gracias a los innúmeros documentales sobre la vida animal que las televisiones pasan a todas horas, si es educación lo que se pretende, ahí está a la espera.

Se podrá preguntar a propósito de qué viene esto, y responderé ya. En el zoológico de Barcelona hay una elefanta solitaria que se está muriendo de pena y de las enfermedades, principalmente infecciones intestinales, que más pronto o más tarde atacan a los animales privados de libertad. La pena que sufre, no es difícil imaginarlo, es consecuencia de la reciente muerte de otra elefanta que con la Susi (este es el nombre que le pusieron a la triste abandonada) compartía en un más que reducido espacio. El suelo que pisa es de cemento, lo peor para las sensibles patas de estos animales que tal vez tengan todavía en la memoria la blandura del suelo de las sabanas africanas. Sé que el mundo tiene problemas más graves que estar ahora preocupándonos con el bienestar de una elefanta, pero la buena reputación de que goza Barcelona comporta obligaciones, y ésta, aunque pueda parecer una exageración mía, es una de ellas. Cuidar a Susi, darle un fin de vida más digno que verla acantonada en un espacio reducidísimo y teniendo que pisar ese suelo del infierno que para ella es el cemento. ¿A quién debo apelar? A la dirección del zoológico? ¿Al ayuntamiento? ¿A la Generalitat?

Postdata: Dejo aquí una foto. Igual que en Barcelona hay grupos – gracias – que se apiadan de Susi, en Australia también un ser humano se ha compadecido de un marsupial, víctima de estos últimos incendios. La foto no puede ser más emocionante.


José Saramago / 2009

lunes, 7 de junio de 2010

Mis tortugas de cumpleaños!!

Miro bien y frente a mí una cajita de acrílico, de unos 20 x 10 x 10cm, con piedrillas rojas en el piso y sobre ellas y en un poco de agua, un par de tortugas japonesas...

Los que me conocen saben que me encantan los animales, los amo!, pero esto me dejó confundido, es una situación que no me había ocurrido antes: recibir animales de regalo…

Lo primero fue agradecer el regalo, lo hicieron pensando en mí, en mis gustos y conociendo a mis amigos, me lo dieron con todo el amor, no pude más que ocultar la confusión y dar un abrazo de agradecimiento. En verdad lo aprecio y lo agradezco.

Este texto trata de aclarar esos pensamientos…

La confusión surgió porque no me gustan los animales atrapados, en jaulas, peceras, etc., lo cual podría parecer contradictorio cuando tengo a Domitila, que también es un animal y que no es precisamente libre… pero:

Ella viene de un refugio de animales abandonados. 
Considero además que los perros fueron modificados por el hombre para ser animales de compañía. No que esté de acuerdo con ello en el fondo, pero creo que le estoy dando una oportunidad de disfrutar la vida a un animal que pudo haber vivido toda su vida en un refugio (cosa con la que tampoco estoy de acuerdo).
Yo la escogí, consideré que tenía el espacio, el tiempo y la responsabilidad necesarios para tener un perro.
No pague por ella colaborando a que eso sea un negocio.


Por todo esto las pequeñas tortugas me causaron conflicto, no soy experto en ellas, no pensaba tener una nueva responsabilidad y me dio tristeza tenerlas en ese pequeño espacio.

Resulta que no son tortugas Japonesas, son más bien del norte de América, viven en ríos y lagos y si, son animales libres, ya se han hecho granjas para su reproducción y comercialización… ante lo cual estoy en total contra. No hay precio suficiente para comerciar con una vida!

Mi perrita es resultado de algo que empezó así y se salió de control, los perros se siguieron reproduciendo, se abandonaron, se dejaron crecer como fauna “salvaje” y ahora son vistos como una plaga, a veces en realidad lo son porque libres invaden nichos ecológicos de otras especies, o acaban con otros animales rompiendo el balance natural. Así que creo que la solución es esterilizar a todos los perros, darles casa a los que ya hay, ¿para qué seguir haciendo más cuando hay tantos sin casa? Y de comprarlos ni hablar. Creo que al pagar por ello estamos auspiciando todo ese problema. Tal vez, cuando se acaben los perros abandonados, se debería autorizar que se criaran perros, pero garantizando la tenencia y la crianza responsable… ahora una vida vale solo unos pesos.

Mudé a las tortugas a una alberca de 2 m en donde podían nadar más a sus anchas (que no es lo mismo que libremente), una de las tortugas no quería comer, se movía poco, y murió en 2 días… no fue agradable, me dio mucha tristeza, es injusto, quizá si hubiera ido a Maskota me hubieran dado otra en garantía y se acabó el problema.

Alguien me dijo: regálaselas a un niño… no sé como sintetizar tantas ideas al respecto… creo que es importante que un niño conozca sobre responsabilidad y se sensibilice, pero no a costa de la vida y la libertad de un animal.

Con todo este rollo (si es que alguien lo lee) solo quiero pedir que no compren animales, que investiguemos antes de adquirir uno, no todos los animales son aptos para vivir con nosotros y POR FAVOR, no regalen animales!!!!

Si deciden adoptar uno está muy bien, es darle casa a un ser abandonado (sea perro, gato, tortuga, etc), pero no compren, no colaboren a que ese negocio siga creciendo, los animales no son juguetes ni objetos.

Así que heme aquí con la tortuga sobreviviente, decidiendo lo que creo mejor para su vida… espero hacerlo bien.