viernes, 2 de julio de 2010

Mi toy story


Ayer, para quitarle tensión a la semana, decidimos ir al cine, allá nos encontramos con colas enormes para ver Eclipse, no he visto ninguna de ellas, pero algo tendrán interesante, todas las salas eran esa o Toy story 3. Vi la primera de esta serie y estuvo bonita, ni recuerdo de que trata, pero bueno, es Disney, casi siempre es bueno. Así que entramos a ver Toy story 3…

Para no dar demasiados detalles, trata de lo que sucede con nuestros juguetes cuando dejamos de jugar con ellos, en el supuesto de que los juguetes sienten. Creo que la película no es para niños, tiene momentos de gran angustia, está bastante buena, pero creo que es medio traumante. Me dejó pensando en mis juguetes, el primero que recordé fue un muñeco de “He-man y los amos del universo”, Stratos, un tipo gris, y con alas de plumas rojas, amigo de He-man. Era mi predilecto, podía elegir a “He-Man” porque al ser el segundo de mis hermanos nunca me tocaba elegir primero y el personaje principal de todas las cosas siempre era elegido por Freddy. También recordé a un oso de peluche, a un pitufo y a un gremlin a los que amaba, me pregunté donde estarían, todos se fueron, en ventas de garaje o limpiezas de mi madre.

Un momento después recordé a “Tango”… Cuando éramos niños vivíamos en Villas de la Hacienda, a mi papá le gustaban los perros pero como a mi mamá no, pues no los teníamos dentro. Mi papá les dejaba comida fuera de la casa a 2 perros, la Reina y el Gusi, callejeros, sin raza, fieles y protectores. A mí me gustaba el Gusi, era café, viejito, cojo de una pata y con muchas cicatrices. Después llegó otro más, el Tango, una mezcla como de Akita con Samoyedo con de la calle, lo cual fue demasiado para mi mamá, y después de unos meses, decidió meterlo al carro y abrirle la puerta en algún lugar… Lo supe tiempo después. Ahora me parece una cosa tristísima!, el perro nos quería!, no imagino su tristeza y soledad…

Después de unos años los perros ya eran los perros de toda la calle, otro vecino los compartía con nosotros, también los alimentaba. Un día se vendió la casa y nos fuimos, sin los perros, dejándolos con el vecino. Ahora pienso en el Gusi, no se quedó solito, pero se quedó sin mí, éramos amigos, me amaba… y debe haber sido muy duro para él, yo lo dejaba todo, casa, amigos, escuela, etc, y también a un perro, pero no recuerdo más que la incertidumbre del día en que salimos en el auto de ahí por última vez para ir a la casa de Lomas Verdes, recuerdo ver por la ventana a los vecinos, el jardín de la calle, la casa de Gonzalo (mi mejor amigo) y quien guardaba a los perros, después de ese día mi tiempo se trató de adaptarme a la nueva vida, sin pensar en el perro.

Así que esta película me llevó al final a pensar en que los juguetes no sienten, pero los animales si, y a veces los tratamos como juguetes, como objetos; los compramos, los consentimos, luego los olvidamos y los alejamos de nuestras vidas, la mayor parte de las veces solo quieren estar cerca, aunque no los toquemos, quieren cuidarnos y que los cuidemos, son compañeros fieles. Lo siento mucho por el Tango, por el Gusi, y por todos los animales a quienes les hice daño. Lo siento mucho por todos los animales que sufren por nuestra insensibilidad, por todos los que siguen naciendo y que no le importan a nadie, a sus dueños no les importó esterilizarlos, tener más cachorros sin pensar que ya hay muchos en la calle, en los refugios, esperando una casa, una familia a la cual pertenecer…

Porfa no compren animales, si los tienen, esterilícenlos, no los reproduzcan, tampoco sean racistas (o no sé si alguno de nosotros sea de raza pura como para discriminar a las razas mestizas), denles ratos de atención, de cariño. Educarlos es muy importante, por el bien del perro, de los vecinos y de nosotros mismos, un perro mal educado no habla de un perro tonto, habla de un dueño incapaz e inconsciente. No hagamos de sus vidas “Toy stories”, ¡¡¡NO SON TOYS!!!